martes, 12 de agosto de 2008

TOTALITARISMO


Son destacables históricamente los regímenes totalitarios de Adolf Hitler y Benito Mussolini. Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni restricciones (de un modo mucho más intenso y extenso que el teórico poder absoluto de las monarquías del Antiguo Régimen).

Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en la práctica como partido único y confundirse con las instituciones del estado, y por lo general exaltan la figura de un líder carismático que tiene un poder ilimitado que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad (con el propósito de formar un hombre nuevo en una sociedad perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión como la policía secreta o los campos de concentración. El fascismo (tanto el italiano como el nazismo alemán y en mayor o menor medida otras versiones nacionales) y el estalinismo de la Unión Soviética (y en mayor o menor medida el de sus países satélites denominados socialismo real) son los ejemplos más destacados.
Definición

Totalitarismo es un concepto usado desde la década de los treinta por las ciencias políticas y sociales y por la historiografía para definir los movimientos y regímenes políticos del siglo XX que adoptaron las formas dictatoriales más extremas, en especial la Italia fascista, la Alemania Nazi, la Unión Soviética y sus satélites. Las teorías del totalitarismo ha sido controvertida y objeto de intensos debates.

Los regímenes totalitarios se caracterizan por el papel predominante de un partido único y la ausencia de pluralismo; la existencia de una ideología rígida y elaborada que legitima el poder del partido; el ejercicio del poder sin limitaciones previsibles y sancionables; la movilización intensa y continua de la población, sustentada en organizaciones subordinadas al partido (sindicatos, asociaciones juveniles, femeninas, etc.); la voluntad de monopolizar y politizar todos los aspectos de la vida social, privada y pública, mediante el uso de métodos avanzados de comunicación de masas, propaganda, ritual, adoctrinamiento, educación, tecnología, entre otros, y gracias al poder del partido, en particular de su cúpula dirigente, y a la ideología en la que se fundamenta el régimen.

Esa pretensión de control total de la sociedad civil, o incluso el propósito de transformar totalmente la sociedad existente y producir una sociedad íntegramente nueva desde los puntos de vista político, social y antropológico, es lo que distingue a los regímenes totalitarios del conjunto de regímenes autoritarios. El término totalitario surgió en Italia en los años veinte y fue utilizado en medios fascistas (incluido Mussolini) y opositores para definir, positiva o negativamente, el fascismo. Se empleó pronto, en cuanto a la noción peyorativa, para referirse al sistema comunista de la Unión Soviética y al nacionalsocialismo alemán. Entre los años treinta y los cincuenta se consolidó como concepto para el análisis comparativo de los regímenes autoritarios y para designar aquellos considerados «nuevos» en la historia, especialmente eficaces gracias a la tecnología moderna y a la racionalización burocrática. Además de ser ampliamente utilizado en medios académicos no marxistas, sirvió como arma retórica en los debates de la guerra fría.

A partir de los años sesenta y setenta, la validez del concepto ha sido cuestionada desde diferentes posiciones. La historiografía marxista, que siempre rechazó el concepto para referirse a la Unión Soviética y defendió una concepción genérica del término fascismo para designar las dictaduras no socialistas, enfatizó Las diferencias filosóficas entre el comunismo soviético y los regímenes de Hitler y Mussolini, además de considerarlo un término ideológico propio de la propaganda antisoviética de La guerra fría.

Tras la muerte de Stalin, algunos autores defendieron La especificidad del estalinismo y que el comunismo no era intrínsecamente totalitario. Contribuyó a un cierto abandono del concepto la investigación sobre el régimen nazi, que ha revelado unos niveles de ineficacia e improvisación difícilmente compatibles con el concepto abstracto de control social total.

Quizás la principal objeción sea el uso de un único modelo teórico para definir fenómenos históricos muy distintos. Aun cuando la teoría del totalitarismo ha perdido en las últimas décadas la aceptación que tenía en los años cincuenta, sigue siendo un punto de referencia fundamental. Algunos autores han defendido su validez, en especial en cuanto «modelo» o “tipo ideal», como construcción que define unos rasgos generales útiles para el análisis histórico, tanto comparativo como de los casos específicos (K. D. Bracher, E. Gentile). E. Gentile ha acuñado el concepto de «experimento totalitario», que pone de relieve el proceso dinámico de formación y realización del dominio totalitario y plantea como un proceso inagotable y nunca consumado el objetivo totalitario de realizar la revolución antropológica de moldear e integrar a los individuos y las masas en el Estado.

Este concepto permite afrontar las especificidades de los distintos movimientos-regímenes totalitarios y subraya la inexistencia en la realidad histórica de un totalitarismo perfecto.

No hay comentarios: